Las Ilusiones: tres décadas de tradición quesera desde Martínez de Hoz al corazón del Conurbano

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En la localidad de Coronel Martínez de Hoz, provincia de Buenos Aires, funciona desde hace casi tres décadas la fábrica de quesos Las Ilusiones. Allí, dos de sus referentes dialogaron sobre la historia y el presente de esta tradicional empresa familiar.

“Yo soy Solange Malpelo, responsable técnica de la fábrica”, se presentó. “Las Ilusiones tiene casi 30 años, y desde hace 10 estoy a cargo de todo lo que es la parte de calidad, desde la leche hasta el producto terminado. Elaboramos 12 variedades de quesos, siempre con stock disponible, y ajustamos la producción semanal de acuerdo a la demanda. La fábrica está en Coronel Martínez de Hoz, a unos 70 kilómetros de Lincoln, y también tenemos distribuidora en Lomas del Mirador”.

Consultada sobre los productos más representativos, Malpelo destacó: “Lo más fuerte son el Sardo Regiano y el Pategrás Fontina. El sardo necesita un estacionamiento mínimo de tres meses antes de salir a la venta, y el Regiano, seis. Se nota la calidad en la masa y en el sabor, el consumidor reconoce que es un queso de Las Ilusiones”.

Actualmente, en la fábrica trabajan 16 personas. “No tenemos tambo propio, compramos la leche, pero la cuidamos con procesos de calidad estrictos”, subrayó.

Por su parte, Julio, responsable de la distribuidora, repasó el recorrido comercial de la marca: “Desde Lomas del Mirador abastecemos todo CABA y el Gran Buenos Aires. También llegamos a ciudades como San Vicente, Marcos Paz y hasta Lincoln. Nuestros principales clientes son distribuidores y fiambrerías, que permiten una venta masiva. Cada día más gente prueba el producto y lo valora, porque siempre cuidamos el estacionamiento y la presentación. Además, todos son aptos para celíacos”. ¿Dónde conseguirlo en Marcos Paz? En Distribuidora Don Claudio, en sus locales de la ruta 40 y la diagonal Monteagudo.

Julio recordó la historia de los inicios: “La fábrica fue fundada en 1996 por don Julio César Gutiérrez y su esposa. En 2003 yo me encontraba en Buenos Aires, soy nativo de Martínez de Hoz, y les pedí que me mandaran unos quesos para desafiar a la gran ciudad. Empecé con cuatro o cinco unidades, y después de unos años se sumó Eduardo, uno de los hijos del matrimonio fundador. Entre los dos pusimos en marcha la distribuidora, que le dio un gran impulso a la fábrica. Llegamos a tener diez camionetas en la calle, llevando nuestros quesos a todo CABA y el Conurbano”.

Finalmente, resaltó un aspecto clave: “Hoy la gente muchas veces busca precio y deja de lado la calidad, pero nosotros ofrecemos un producto óptimo sin tanta diferencia de valor respecto a otras mercaderías de menor nivel. Esa es nuestra mayor fortaleza”.

Mariano Plaza