El Eternauta Bonaerense, crónica de una provincia sitiada

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Hay algo más que ciencia ficción en la nieve que cae sobre la provincia de Buenos Ayres en El Eternauta, la serie dirigida por Bruno Stagnaro y recientemente estrenada en Netflix. Esa nieve mortal que paraliza, aísla y congela las voluntades no es otra cosa que una alegoría perfecta del olvido político que padecen los Municipios y localidades bonaerense. Una nieve que no mata de frío, sino de indiferencia. De olvidos. No cae del cielo: cae desde La Plata.

En esta provincia extensa, rica y trabajadora, los municipios siguen siendo colonias de un centralismo que se perpetúa a través de instituciones estériles, decretos de dictaduras pasadas y una Legislatura que no ve más allá del AMBA. La autonomía municipal, las Cartas Orgánicas, una representación legislativa representativa y equitativa y la descentralización efectiva son reclamos históricos que yacen congelados bajo el hielo de la inercia política. Y mientras tanto, se nos exige que sigamos votando, obedeciendo y agradeciendo.

En el universo de El Eternauta, los Ellos son una fuerza invisible que todo lo dirige desde las sombras, sin dar la cara. En la política bonaerense, los Ellos existen también: son esa casta burocrática y política que habita los despachos de La Plata, decide qué pueblo recibe obras y cuál no, quién accede a subsidios y quién queda aislado. Son los dueños de la provincia, aunque no la habiten.

Bajo su control están los Manos, las figuras visibles que ejecutan las órdenes sin cuestionar: intendentes domesticados, legisladores dóciles, funcionarios obedientes. Intermediarios entre el poder real y el pueblo real. Piden paciencia, moderación, silencio. Hacen de la gestión una administración del inmovilismo.

Y así, el bonaerense se convierte. como en la serie en un hombre-robot. No de acero, sino de resignación. Vecinos que se han olvidado de sus derechos, programados para sobrevivir sin reclamar, sin soñar, sin construir. Un habitante eterno de un municipio sin autonomía, sin herramientas, sin voz. Aislado por la nieve de la resignación, no por la voluntad popular.

Pero como Juan Salvo, el protagonista de esta aventura, hay quienes resisten. Pequeños grupos de vecinos, militantes, pensadores y dirigentes que se niegan a desaparecer bajo la nevada. Que escriben, debaten, recorren, organizan. Que se animan a decir: «nadie se salva solo». Que proponen una verdadera reforma, desde una nueva Ley de Autonomías Municipales, la derogación del decreto-ley 6769/58, la descentralización tributaria, una Ley Electoral que garantice representación real para todo el territorio, reconocimiento de nuevos municipios, elección del Delegado Municipal, un Tribunal Social de Responsabilidad Política…

Son los nuevos Eternautas de esta provincia. No viajan en el tiempo, pero luchan contra él. Saben que no hay justicia social sin justicia territorial, ni democracia real sin poder local. Saben que la nieve no es eterna, pero la memoria debe serlo.

El desafío es despertar al hombre-robot. Hacerle ver que puede decidir su destino, construir su Carta Orgánica, definir su matriz productiva, defender su identidad cultural. Que puede dejar de ser objeto de políticas públicas para convertirse en sujeto de una comunidad organizada.

Y tal vez, entonces, cuando el pueblo recupere sus municipios, la provincia deje de ser el escenario de una distopía y empiece a ser el mapa de una esperanza concreta. Como muestra El Eternauta, el héroe es un hombre común que actúa en grupo. No un individuo aislado, sino un colectivo que resiste.

Nosotros, los municipios bonaerenses, también podemos ser ese colectivo. Y resistir la nieve. Para que vuelva, de una vez, la felicidad y la alegría a nuestro pueblo.

Luis Gotte

Mar del Plata

luisgotte@gmail.com

Coautor de Buenos Ayres Humana I: La hora de tu comunidad (Ed. Fabro, 2022), Buenos Ayres Humana II: La hora de tus intendentes (Ed. Fabro, 2024), y en preparación: Buenos Ayres Humana III: La Revolución Bonaerense del Siglo XXI, las Cartas Orgánicas municipales.

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