«Hija la última vez que te vi fue el 1 de febrero de 1995, ése fue el díamás triste de mi vida, en enero de ése año habías cumplido 4 años, necesito que sepas que te voy a buscar hasta el último día de mi vida, seguramente tu nombre no es el mismo,tu fecha de nacimiento tampoco, pero tengo fe que al ver tus fotos te reconozcas en ellas, seguramente te habrán dicho que te abandoné o tal vez ni sepas que te robaron, quiero que sepas que viví todos estos años con miedo porque no sé dónde estás y que lo único que le pido a Dios es poder volverte a ver, sueño que te encuentro y cuando te quiero abrazar no estás a mi lado y otra vez vuelvo a sentir ese vacío, ese dolor por no poder abrazarte, ojalá ese sueño se convierta en realidad, tengo el último vestido que usaste para tu cumpleaños y un peluche, tu perro Duffy con el cual dormías todos los días, eso es todo lo que tengo, ojalá me estés buscando, te amo hija”, cuenta María Beatriz en sus tantos escritos desesperados para encontrar a Marina, por cielo y tierra.
Aquel 1º de febrero de 1995 marcó un antes y un después en la historia de Marcos Paz. Acaso el caso de Marina haya sido el hecho policial más resonante, lamentable e impactante en todos estos años. En ese entonces, el revolucionado barrio de La Recova no tenía respiro: calles cortadas, policías de todas las juridiscciones trabajando a destajo para intentar dar con el paradero de la menor. Helicópteros, perros, rastreo casa por casa y el alerta a Interpol, un poco tardío, para que no la lleven a otro país. No hubo caso, María Beatriz continúa con su búsqueda, comparte su inquietud en más de 700 grupos de Facebook, pero no hay rastros firmes de su aparición.
Si bien la causa judicial por el secuestro se reabrió hace tres años y medio con la aparición de Valeria Ziggiotto, la persona que trató de suplantar la identidad de la víctima, lo cierto es que la investigación para dar con el paradero de la chica que en la actualidad tendría 32 años avanzó poco y nada en el Juzgado de Garantías 1 de Mercedes.
Aquel 1º de febrero quedó marcado a fuego en la historia delictual de Marcos Paz. La niña jugaba en el patio de su casa y de la nada desapareció. Se abrieron muchísimas hipótesis acerca del rapto. Ninguna dio en la pista clave para encontrarla.
“Pude hacer fueron dos estudios de ADN en centros médicos privados, y en ambos casos dio negativo. Uno de ellos se realizó en Rosario, mientras que el otro se hizo en la ciudad estadounidense de Houston, donde la muestra genética de Valeria Ziggiotto, fue cotejada bajo un seudónimo”.
La madre de la nena secuestrada hizo una enumeración de los datos que le dio Ziggiotto como prueba de que era su hija, pero Aragunde mantiene sus sospechas. “Acá hay algo más, porque cómo Valeria puede saber que mi hija se quemó una de las manos cuando era chica si ella no tiene la mano quemada, ni a eso tampoco lo sabía nadie más allá de mi círculo íntimo. Y además me describió con detalles los rasgos de los mejores amigos de Marina, y hasta el peluche favorito que tenía mi hija”, afirma.
En su relato la mujer también recordó una anécdota inolvidable: “Cuando conocí a Valeria en Rosario y ella vio a mi hermano, que mide como dos metros, le dijo: ‘Vos me levantabas con un brazo, a vos te recuerdo’”.